CONFLICTOS ENTRE PADRES E HIJOS EN LA ADOLESCENCIA
El objetivo de este artículo son las relaciones familiares durante la adolescencia y más concretamente las estrategias de los padres en la relación con sus hijos: la expresión de afecto y comunicación y el modo en que los padres ponen las normas y exigen su cumplimiento.
Los adolescentes que establecen vínculos seguros con sus padres, con toda probabilidad iniciarán adecuadamente nuevas relaciones sociales fuera de la familia: amigos, compañeros y primeras relaciones de pareja. A pesar de estas nuevas relaciones, mantendrán los lazos afectivos con sus padres y éstos serán una de sus principales fuentes de apoyo emocional.
Parece comprobado que los conflictos son más frecuentes entre madres y adolescentes que entre padres y adolescentes. Sin embargo, las madres continúan siendo durante la adolescencia, al igual que lo fueron durante la infancia, una fuente de apoyo emocional más importante que los padres.
“Con la llegada a la adolescencia, aumenta la tensión y el conflicto en las relaciones de los chicos y chicas con sus madres al tiempo que disminuye la expresión de afecto e implicación en la relación con ellas. Por otro lado, las relaciones de los padres con las chicas normalmente no llegan a ser tan tensas como las relaciones entre las madres y los chicos”.
El origen de ese comportamiento puede deberse a que “el vínculo afectivo entre las madres y los hijos e hijas suele ser más fuerte que el que éstos mantienen con los padres, probablemente a causa de que las madres son las que tradicionalmente dedican más tiempo a la crianza y educación de los hijos.”
A lo largo de la adolescencia va cambiando el concepto de autoridad y disciplina de los padres, debido a que los hijos desean conquistar un mayor grado de autonomía para tomar sus propias decisiones en los temas que les afectan. Eso obliga a re-negociar la autonomía de los adolescentes y disminuir el control que ejercen los padres sobre algunos aspectos de la conducta de los hijos, en especial los temas que éstos consideran que les pertenecen.
Aunque exista desacuerdo sobre asuntos relacionados con la vida cotidiana (hora de llegar a casa, forma de vestir, amigos, etc.), en la mayoría de familias los adolescentes mantienen relaciones armoniosas con sus padres.
Algunos estudios muestran que las pequeñas desavenencias entre padres e hijos adolescentes rara vez amenazan los vínculos afectivos que existen entre ellos. “Dichas investigaciones indican que el 60% de los adolescentes tiene relaciones armoniosas con sus padres, el 20% experimenta problemas de forma intermitente a lo largo de la adolescencia y solo el otro 20% presenta problemas graves y persistentes en las relaciones familiares.” Cuando se estudia a las familias que manifiestan dificultades con la llegada de los hijos a la adolescencia, se encuentra que en muchos casos los problemas no son nuevos, sino que se vienen arrastrando desde la infancia.
Numerosos estudios recogen que los principales focos de conflicto entre padres y adolescentes son:
• Opciones y costumbres sociales (elección de amigos y pareja, hora de volver a casa).
• Responsabilidad (realización de tareas familiares, consumo y uso del dinero, etc).
• Los estudios (rendimiento académico, hábitos de estudio, etc.).
• Relaciones familiares (riñas con los hermanos, relaciones con los abuelos, etc.).
• Valores morales (honestidad, cumplimiento de las leyes, etc.).
Los estudios que han analizado la influencia del afecto y la comunicación en la familia y el surgimiento de conflictos, encuentran que la falta de comunicación y la insatisfacción familiar se relacionan con mayor frecuencia con conflictos entre los adolescentes y sus padres y madres. También se percibe, según el punto de vista de los adolescentes, “una relación significativa entre bajas puntuaciones de las madres en afecto hacia sus hijos y alta intensidad de los conflictos entre madres e hijos.”
Formas que tienen los padres de poner las normas:
• Los padres explican a sus hijos/as el establecimiento de las normas y les exigen su cumplimiento teniendo en cuenta las necesidades y posibilidades de sus hijos/as. Ejemplo: Le explico las razones por las que debe cumplir las normas.
• Los padres imponen a sus hijos/as el cumplimiento de las normas y mantienen un nivel de exigencias demasiado alto o inadecuado a las necesidades de los hijos/as. Ejemplo: Le exijo respeto absoluto a mi autoridad.
• Los padres no ponen normas ni límites a la conducta de sus hijos/as y si lo hacen no exigen su cumplimiento. Ejemplos: Le digo que sí a todo lo que me pide.
Percepciones de los adolescentes:
• Los adolescentes perciben a sus padres menos cariñosos y comunicativos de lo que los padres se perciben a sí mismos.
• Respecto al modo de poner las normas y exigir su cumplimiento, los adolescentes perciben a sus padres menos inductivos y más indulgentes, y a sus madres menos inductivas, más rígidas y más indulgentes, de lo que los propios padres y madres reconocen.
• Los adolescentes piensan que sus padres se inmiscuyen en asuntos que ellos consideran de su vida privada y fuera de la autoridad de sus padres, mientras que los padres todavía consideran esos temas dentro de su jurisprudencia.
• El principal conflicto entre madres y adolescentes surge por la realización de las tareas de la casa; y entre padres y adolescentes, por hacer las tareas del colegio.
• Cuando los adolescentes perciben diferencias entre los padres y las madres en las estrategias de socialización, tienen mayores conflictos con sus madres. Sin embargo, esta discrepancia no influye en los conflictos con sus padres. Este hecho puede ser debido a que las madres se ocupan con más frecuencia de supervisar la vida cotidiana de los adolescentes que los padres.
• Tanto desde el punto de vista de los padres y madres como de los adolescentes, los padres y madres que expresan afecto a sus hijos/as tienen menos conflictos con ellos, y los que les critican y rechazan tienen más conflictos.
Efecto positivo de los conflictos:
“La aparición de conflictos tendría un efecto positivo en el sistema familiar ayudando a que padres e hijos intercambien sus puntos de vista sobre diferentes temas relacionados con su convivencia diaria, dando lugar a un continuo reajuste en las expectativas que padres e hijos tienen de sus relaciones. La discrepancia y el progresivo ajuste de expectativas entre padres e hijos durante la adolescencia sería un paso necesario para la transformación de las relaciones entre ellos.”
Conclusión:
“El significado funcional de los conflictos durante la adolescencia depende, en parte, de la calidad de las relaciones entre padres e hijos; por ello hay que analizarlos teniendo en cuenta el grado de intimidad, afecto y comunicación de dicha relación.”
“Los conflictos entre padres e hijos son propios del proceso evolutivo de transformación de las relaciones que surge en la adolescencia, en el cual los adolescentes, a la vez que negocian con sus padres la transición hacia nuevos niveles de autonomía e interdependencia acordes con su edad, mantienen los vínculos afectivos existentes con ellos. Por tanto, un nivel de conflicto normativo en las familias no tiene porqué socavar la calidad de las relaciones de apego entre padres y adolescentes cuando ocurren en un contexto de continuidad relacional.”